lunes, 30 de abril de 2012

LUCHANDO CONTRA EL IMPULSO

En agosto del año pasado, intenté concienciarme de que debía dejar de inventar historias y concentrarme más en la promoción interna. Me repetí, varias veces para convencerme, que era una suerte que no hubiese conexión a Internet (ni casi cobertura de móvil) en el lugar donde me encontraba, porque así no me enteraría de los concursos que fueran convocando.
No lo resistí. Los relatos se empeñaron en manar a borbotones de mi mente, conspirando incansables contra mi objetivo.
Finalmente, me vencieron y me las tuve que ingeniar para enterarme de las cinco palabras del concurso de ese mes: resaca, número, principio, juramento y socorro.
Este fue el relato..., que por cierto fue seleccionado.
Aún me esperaba otra sorpresa ... pero eso queda para más adelante.

DESDE EL OTRO LADO

La resaca del temporal inundó la playa de cachivaches. Junto a ellos, como un trasto viejo más, yacía el cadáver del magistrado. Los periódicos publicaron la foto en primera página, "... sin indicios con los que resolver el caso, la policía trabaja en la identificación de lo que parece el cuerpo de otro indigente..." Le reconocí al instante por el tatuaje del pecho. El número phi, el de la divina proporción..., el de nuestra hermandad. Nos captaron al principio de la carrera. Nuestros expedientes destacaban. Él se preparaba a judicatura desde cuarto curso, a mí me tiraba más la política. Prometieron desvelarnos misterios inalcanzables al común de los mortales, situándonos en las posiciones que mueven los hilos..., y, confiados, prestamos juramento. Cuando cruzas los límites naturales, no hay escapatoria. No la tuvo él, ni la tuve yo. No tuve tiempo de pedir socorro, ni de avisarle... que sería el siguiente.

martes, 10 de abril de 2012

ENGANCHADOS AL CONCURSO

El concurso convocado por el Consejo General de la Abogacía Española, se repetía cada mes. Cada vez, con cinco nuevas palabras que obligatoriamente debían aparecer en los relatos. El poeta y yo, nos hicimos adictos y esperábamos con ansia la selección de los vocablos que servían de detonante a nuestra imaginación, para fraguar las mini historietas.
El mes de mayo del año pasado nos trajo las siguientes: acusado, cigarro, feria, barco y encaje; y el de junio: ansiedad, candado, tóxico, instrucción y cumpleaños.
Cuando leí las primeras, no sé a causa de qué asociación mental, pero las imágenes de la película del cabo del miedo, con Robert De Niro haciendo de malo malísimo (Max Cady), se colaron en mi cabeza como un torrente. Y esto fue lo que salió...
Por cierto, que la peli es un remake de otra más antigua que protagonizaba Robert Mitchum y que se llamaba el cabo del terror.

EL CABO DEL MIEDO


Jamás hubiera imaginado que volvería a ver al acusado, mi Max Cady particular, siguiéndome los pasos tan de cerca. Lo primero que percibí fue su apestoso olor a cigarro barato, invadiendo todo el recinto de la feria. <<¡Qué rápidos pueden pasar cinco años!>> pensé recordando el desastroso fallo que había condenado al desgraciado a prisión. Durante los primeros meses, no pude quitarme de la cabeza sus últimas palabras:
- Volveremos a vernos, señor abogado. Le encontraré aunque tenga que robar un barco, y ajustaremos cuentas.
-¿Por qué conmigo? ¿porqué no con el juez o el fiscal, que son los que te han llevado a la cárcel?
- Porque soy culpable, y al fin y al cabo, ellos hicieron bien su trabajo.
Ahora las amenazas se convertían en realidad.
<<Todo se reduce a una cuestión de encaje-especulé-. Y las puñetas de mi toga no lo llevan>>.

 

Respecto al mes de junio, la cosa transcurrió por estos derroteros:




QUID PRO QUO



No tuviste mala conciencia por haber hecho coincidir tu demanda de divorcio, con el aniversario de nuestra boda. Tampoco ningún remordimiento por excusarte en agobios laborales cuando te preguntaba la causa de tu distanciamiento, ni en negarlo todo con la más ingenua de tu amplio repertorio de sonrisas, cuando te pregunté por ella. Nada te importó la ansiedad que quedó instalada en mi corazón, ni que con el tiempo la superara y guardara tu recuerdo bajo candado en el último rincón de mi alma, como si fuera un veneno tóxico.
Dicen que el tiempo todo lo cura, o que cuanto menos, lo enfría. Y es verdad. Porque así, de esa manera, fríamente y sin titubeos, es como he dictado el auto de instrucción en el día de tu cumpleaños. La causa: “blanqueo de capitales”..., porque al parecer no mentías cuando declarabas estar desbordado de trabajo.


Uno de los dos relatos no gustó y pasó sin pena ni gloria, pero el otro... no sólo fue seleccionado dentro del mes, sino que también lo publicaron en un libro que editó el Consejo General de la Abogacía Española en el que aparecían únicamente los que, a juicio del jurado,... ¡habían destacado dentro del año entero!
Me enviaron a casa cuatro ejemplares, junto con una carta agradeciendo mi participación. ¿Agradeciéndomelo a mi?...si la que estoy más agradecida soy yo, que aún sigo esperando impaciente cada mes el bloque de palabras...para darles forma.
Pero, ... ¿adivinaríais cual de los dos fue el afortunado? Se admiten comentarios...

lunes, 2 de abril de 2012

CONOCIENDO AL POETA...

Abogado, administrador de fincas y funcionario...¡todo en uno!
Es el espíritu de un trovador consagrado a dos amores: su familia y su flaca, que es como llama a su bici. También es despistado... ¡como solo él podría serlo! Tengo el convencimiento absoluto de que jamás podría encontrar, aunque dedicara los restos de mi vida a buscarlo, a alguien con más facilidad que él para perder u olvidar las llaves. Sin embargo, tiene otra habilidad todavía más desarrollada, que es la de componer poemas. Yo lo considero un filtro de poesía. Todo lo que entra en su mente a través de los sentidos, su alma lo convierte en elegía.
Ahí va un ejemplo derivado de una situación de lo más simple, que consistió en tomar un café servido amablemente por una camarera atareada. Esos sencillos hechos los hemos vivido todos, ¿no?...la diferencia es que el filtro lo convirtió en esto... que esperamos sea de vuestro agrado:

Ocupada en tus labores,
reluciendo entre fogones,
huevos, tomates, patatas,
calabacín, champiñones,
transformadas en viandas
servidas en mostradores.

Sin pretenderlo te miro,
atareada en tu barra...
Y descubro, sin quererlo,
la desnudez de tu espalda,
llena de graciosas pecas
que adornan tu retaguardia.

Y en eso estás, que te giras,
y en eso estoy, que te admiro
me lanzas una sonrisa
te respondo con un guiño.
Y vuelves a las tareas,
de tú horno y tú cocina
mientras apuro extasiado
tú café negro y cargado.